FALTA LA CÁTEDRA DEL AMOR

Colombia está desenterrando el horror de las masacres contra la población civil en un viaje de rescatar la memoria para construir la paz negociada. Ese paso que he llamado Del Horror al Amor. Y en ese anhelado transito se están escuchando voces, tanto propias como vecinas, que nos insinúan cómo debemos actuar en los tiempos del porvenir.

Una de esas voces es la del novelista colombiano Fernando Soto Aparicio, autor de la célebre “Rebelión de las ratas”, quien a sus 82 años en entrevista a El Tiempo dijo: “En educación hemos avanzado bastante, pero nos falta muchísimo. Hace poco el Congreso aprobó que se incorporara la Cátedra de la Paz. Yo estuve abogando por eso durante muchos años, y hace falta todavía otra cátedra que se llame “La Cátedra del Amor”. Un estudiante puede ser especialista en botánica, pero si no sabe de la paz ni del amor, es una amenaza social”.

Implementar La Cátedra del Amor, en el curriculum de la educación en Colombia, es una de las tres propuestas de mi investigación en el Doctorado de Educación de la Universidad del Atlántico, donde la desarrolle, como innovación pedagógica, en el segundo semestre del 2014, con exitosa evaluación del estudiantado, pero ignorada por quienes fueron a refundar el Alma Mater de odio y no amor a la sabiduría y a la decencia.

Hoy cuando la sociedad colombiana desea pasar del Horror al Amor le he propuesto al Ministerio de Educación Nacional este proyecto, luego de conocer el anhelo compartido del novelista Soto Aparicio. Y le he pedido a la Rectoría y Vicerrectoría de Docencia que reimplante La Cátedra del Amor, como un aporte de la Academia al postconflicto. A Colombia le falta La Cátedra del Amor. Verdad qué sí.

 

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