POR GASPAR HERNANDEZ CAAMAÑO
Barranquilla.- En días recientes, tomando agua de coco fría, el famoso periodista Ricardo Diaz de la Rosa, más conocido como «El gato negro», me expresó, compungido: «La Universidad del Atlántico no tiene dolientes». Como egresado de esa Alma Máter no creo lo afirmado por el ilustre colega, pero no deja de ser cierta su contundente afirmación.
Tan cierta es que la he recordado al leer que el Distrito de Barranquilla y el ITSA firmaron un convenio interadministrativo para «remodelar la vieja sede del Colegio Barranquilla para Varones», ubicada en una de las esquinas de la sede Centro de la Universidad del Atlántico, lugar donde funcionan los Cursos Libres de Idiomas, el Centro de Conciliación y el Consultorio Jurídico de la Facultad de Ciencias Jurídicas.
Cuando indague sobre alguna reacción de las actuales directivas de la Universidad manifestaron «no saber nada» y que ese asunto se había perdido durante la fugaz administración del exrector Castillo Pacheco, de quien tampoco he conocido reacción alguna sobre ese tema, aunque trina como canario viejo.
La Universidad si se ha defendido. Y por vía judicial instauró una demanda de Acción de Nulidad contra la Ordenanza de la Asamblea del Atlántico que donó ese predio al Distrito de Barranquilla y la Escritura Pública que suscribió el actual Gobernador, en su anterior mandato, donando un bien público que no poseía el Departamento, sino la Universidad del Atlántico entre sus bienes inmuebles cuando se sometió, en el 2006, al régimen de quiebras contemplado en la Ley 550 de l999.
Que ni el Consejo Superior, que preside el Dr. Verano, ni la Oficina Jurídica de la Universidad desconozcan, al igual que el Alcalde Char, la existencia de ese proceso contencioso administrativo, es otra cosa.
La demanda fue admitida el pasado 2 de Noviembre y se ordenó notificar a los representantes de las dos entidades territoriales demandadas. Diligencia que presumo se cumplió, si aún hay en la Universidad directivos, o dirigentes universitarios, interesados en defender su patrimonio por fuera de conservar su empleo y ceder sus discursos, pueden impulsar esa demanda que intenta defender ese patrimonio, legítimamente poseído.
Entonces si hay un proceso judicial en curso sobre la legitimidad de tal donación de un Departamento pobre a un Distrito Rico, será pertinente celebrar convenio desconociendo no solo ese proceso, sino los intereses patrimoniales de la Universidad?.
Formulo el interrogante por la sencilla razón que un bien público no puede ser objeto de un «raponazo», como califico sin temor esa presunta donación, sin que las autoridades comprometidas en su defensa no abran ni la boca. Y las que protagonizan el «asalto» no respondan por el mismo.
Creo entonces que el tema sobre la tenencia, posesión o propiedad del predio del viejo Colegio Barranquilla, no solo debe ser objeto del debate judicial existente, sino que debe ser sometido a la discusión con los tres aspirantes a ser designados, uno de ellos, a la representación legal de nuestra Alma Máter.
Anexo auto admisorio de la demanda. Y si lo desean podría contarle la historia del «raponazo», si los lectores lo encuentran válida para defender también la institución fundada por el filosofo Julio Enrique Blanco.
Quien defiende a la Universidad? El Gobernador?. El Alcalde Distrital?. La rectoria? La jefe de la Oficina Jurídica?. Los egresados?. El ministerio de educación? El comité de vigilancia de la 550?. Los pensionados?. Alguien debe defenderla. Si o no?
ANEXO AUTO TRIBUNAL.
