MEJOR HABLAR DE AMOR

POR GASPAR HERNANDEZ CAAMAÑO

AMAR LA ALEGRÍA DE VIVIR

Barranquilla!. A mi linda Barranquilla, la ciudad donde nací y aspiro morir, la llaman de distintas maneras. El expresidente Olaya Herrera la bautizó «La Puerta de Oro de Colombia». Y tuvo razón. Por Bocas de Ceniza entró la cultura occidental a nuestro país. Otros le dice «Curramba, la Bella». Mi hijo Chucho desde Buenos Aires la llama «Killita, la querida». Y Shakira la acaba de recordar, en su bicicleta,  «La Arenosa». Esta denominación, nostálgica ella, es la que más me gusta. Debe ser porque nací en la época de las calles destapadas.

La Arenosa, le enseñó a Colombia entera la alegría de vivir. De vivir en paz. De vivir como en una fiesta. En pleno Carnaval. Esa enseñanza, que vale la pena recordar en estos tiempos de anuncios de paz con la guerrilla más longeva del planeta, está documentada en el libro del fotógrafo, Hernán Díaz, titulado: BARRANQUILLA, LA ALEGRÍA DE VIVIR.

El libro de Díaz y la estrofa de Shakira me regresaron, en estos días de marchas contra la tolerancia y el respeto de la condición humana diversa y compleja, a aquéllos tiempos de La Arenosa que aplaudía a «los maricas» que tocaban y bailaban «el rasca rasca» en la Danza del Congo Grande, para entones no le llamaban «gays»; simplemente «maricones». Y nadie los ofendía y menos lo mataban moral y físicamente. Barranquilla le enseñó a ser tolerante a este país premoderno. Ciudad donde caben todos los que creemos que vivir es una fiesta para amar a la francesa, trabajar como Uribe, jugar como el Junior y contemplar la luna de Esthercita y las estrellas de Polo Montañés. Y agrego las caderas de una morena con una bomba y una plena de los Hermanos Rosario. Viva Barranquilla Linda!.

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