El inicio del 2025 marca un punto de inflexión para la Universidad del Atlántico. Bajo el liderazgo del rector Danilo Hernández Rodríguez, la institución ha logrado avances significativos en su transformación académica y administrativa. En su reciente carta a la comunidad universitaria, Hernández sintetiza su visión para este año en un concepto clave: consolidación.
Este término no es una simple consigna, sino el reflejo de un proceso estructural que ha permitido que la Uniatlántico no solo amplíe su oferta educativa con hitos como el inicio del programa de Medicina, sino que también refuerce su posición en el escenario académico nacional. La universidad ha demostrado capacidad de adaptación ante los desafíos de la educación superior contemporánea, promoviendo la investigación de alto impacto, la transformación digital y la internacionalización.
Un Modelo de Gestión Que No Puede Ser Interrumpido
En un contexto donde las instituciones públicas de educación superior requieren estabilidad para consolidar proyectos de largo aliento, es imprescindible reflexionar sobre el marco normativo que rige la elección de sus directivos. La Uniatlántico, como muchas otras universidades públicas en Colombia, opera bajo estatutos que limitan la posibilidad de continuidad de sus líderes, a pesar de los avances evidentes bajo su gestión.
El caso del rector Hernández es paradigmático: en poco más de tres años ha sentado bases sólidas para la modernización de la universidad, pero el riesgo de que su labor se vea interrumpida por restricciones estatutarias es una realidad que no se puede ignorar. La experiencia nos ha demostrado que los cambios de administración, cuando no obedecen a un proceso de continuidad institucional, pueden frenar los avances logrados y sumir a las universidades en ciclos de incertidumbre.
¿Es Hora de Reformar los Estatutos?
El Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, como máxima autoridad, tiene la responsabilidad de velar por la estabilidad y el crecimiento de la institución. En este sentido, resulta pertinente abrir el debate sobre la necesidad de actualizar los estatutos para permitir la reelección del rector, siempre bajo estrictos criterios de evaluación de gestión y cumplimiento de metas institucionales.
Modificar los estatutos no significa crear cargos vitalicios ni debilitar los principios democráticos de la universidad. Al contrario, garantizaría que proyectos estructurales, como la consolidación del programa de Medicina y la internacionalización de la Uniatlántico, no queden a merced de cambios administrativos abruptos que puedan desvirtuar su propósito.
Un Llamado a la Comunidad Universitaria
Si la Universidad del Atlántico aspira a mantenerse como un referente académico en la región y el país, la continuidad de un liderazgo probado es una cuestión que no puede ser desestimada. Es momento de que estudiantes, docentes y trabajadores reflexionen sobre la importancia de este debate y exijan mecanismos que garanticen la estabilidad institucional sin perder el enfoque democrático y participativo que caracteriza a la educación pública.
La consolidación de la Uniatlántico no debe ser solo un eslogan de 2025, sino un proceso que se proyecte hacia el futuro con bases firmes. Y para ello, la continuidad de quienes han liderado estos avances puede ser la clave para asegurar que el camino recorrido no se convierta en un esfuerzo inconcluso.