LA IMPOSTERGABLE TAREA DE LOGRAR GOBERNABILIDAD Y DIRECCION INSTITUCIONAL EN LA UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO.
|Por. GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO
ANÁLISIS:
Al inicio del texto «El 18 brumario de Luis Bonaparte» Carlos Marx, pensador del siglo XVIII, enseñó: » Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijeramos, dos veces. Pero se le olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa».
La frase se volvió célebre. Y la he recordado al leer el siguiente aparte del editorial, del 30 de Diciembre pasado, de El Heraldo
titulado: » Los años de Verano», referido al exgobernor con apellido de estación climática: » Si bien durante este período la Universidad del Atlántico conquistó por primera vez su acreditación institucional de alta calidad, EL GOBIERNO DEL ALMA MATER SIGUE SIENDO INCIERTO Y EN OCASIONES ANÁRQUICO»(mayúsculas mías).
Dice verdad el editorialista sobre la ausencia de gobernabilidad y dirección institucional, del primer y único servicio público estatal del Departamento del Atlántico, entidad territorial que durante la tragedia y farsa de Verano, se ha quedado sin lotería, sin licorera, sin hospital, ect en manos del Estado.
Pero en estos días, camino a Belén, leí en el discurso de posesión de la nueva Gobernadora que la Universidad: «…ES NUESTRO MÁS GRANDE TESORO DE LA REGIÓN CARIBE Y, COMO TAL, HAY QUE CUIDARLA COMO LO MÁS SAGRADO». Esta afirmación es tan cierta que éste patrimonio no puede seguir siendo «feriado», como ha ocurrido en los últimos 5 años, a apétitos antiuniversitario.

La Universidad del Atlántico perdió, durante los años del Verano, su autonomía violada por el Esmad y convertida, contra la Constitución y la Ley, en un mero Establecimiento Público donde imperó solo el poder del sector gubernamental, aliado con la clientela universitaria, representado por sus delegados ante el Consejo Superior Universitario.
Y esos hechos y personajes no pueden olvidarse, si deseamos superar la farsa y la tragedia de lo que es la historia de estos años para el Alma Mater, donde inicié y culminé mi formación intelectual y laboral. Creo que existe la obligación moral de intentar mejores caminos para esa, nuestra Universidad.
He aquí parte de la historia a no repetir.
LA TAREA DE TENER UN CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO.

Como puede apreciarse, nuestro periodismo y círculos políticos, consideran que la Universidad del Atlántico es una dependencia gubernamental del resorte del Gobernador Departamental. Y esa falsa idea proviene, a mi entender, por que los últimos rectores, Castillo, Vos, Prasca y Restrepo, y un amplio sector de la comunidad universitaria, como docentes, estudiantes y empleados, lo han aceptado, desconociendo la naturaleza jurídica del Ente Universitario Autónomo, como se regló en el Estatuto General vigente desde el 2007.
He ahí, en ese orden, una de las causas estructurales del desgobierno que padece en estos momentos nuestra acreditada Institución de Educación Superior, manejada por quienes la creen un centro de educación media, primaria o tecnológica.
Entonces lo primero a rescatar es la concepción práctica de lo que significa un Ente Universitario Autónomo, tal como la Constitución, la Ley 30 de l992 y la jurisprudencia lo han interpretado y aplicado. Esa tarea es pedagógica y políticamente impostergable.
En este orden, la gobernabilidad debe comenzar, a mi entender, con INTEGRAR UN AUTÉNTICO CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO, de un ente autónomo académica, administrativa, financiera y presupuestalmente, como lo ordenan los artículos 4, 5 y 6 de su Estatuto General.
CÓMO RE-INTEGRAR EL CONSEJO SUPERIOR?
Los últimos acontecimientos, como disfrute de vacaciones a un exrector que renunció y la anulación judicial de la elección de 8 decanos, demuestra a un observador que la Universidad del Atlántico carece de un Consejo Superior que, últimamente, encarga rectores y aprueba, sin que el rector encargado lo conozca, presupuesto. Todo se le ha dejado al «poder» del Gobernador, como si él fuese EL PRESIDENTE DE LA INSTITUCIÓN, hasta el punto que se avaló la invasión del ESMAD y hasta se convirtió en Jefe del Departamento de Recursos Humanos y de la Oficina Asesora Jurídica.
Entonces, la urgente tarea es conformar un Consejo Superior con los 9 miembros de Ley.

Ya se tiene uno nuevo. La entrante Gobernadora Noguera, quien debe comprender que PRESIDIR las sesiones del Superior, no la convierte, de facto, en Presidente de la Universidad, como si ésta no fuera AUTÓNOMA, sino una dependencia gubernativa más. Y si es «nuestro más grande tesoro», como lo afirmó, debe entenderse que es la única e importante institución del Departamento, por donde se le quiera entender.

Pienso que tanto los delegados, ante el Consejo Superior, de la Presidencia de la República como del Ministerio de Educación Nacional, agotaron esa delegación. Y lo afirmo porque fueron «fichas» del Verano y del Ex-rector investigado por acoso. Es decir, son fusibles fundidos. El gobierno nacional debe renovar esas delegaciones. Que el viceministerio de educación sea quién venga al Superior. Y que el Presidente designe un delegado suyo que provenga, directamente, de la historia contempóranea de la Universidad misma, como, por ejemplo, quien lo representa ante la Junta Pro-Ciudadela Universitaria.

Los gremios de la producción también deben elegir un delegado proveniente de la indiscutible primera Universidad de la Región Caribe. La Universidad tiene destacados valores, entre egresados y docentes, vinculados a la economía no solo del Atlántico, sino del país. NO SE INVENTEN DELEGADOS CON FINES DIFERENTES A LOS DE LA INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA, como ha ocurrido recientemente. En este aspecto, la Universidad no puede ser un medio (electoral), sino un «fin en si mismo». No más hipocresía.

Los estudiantes, no los eternos, deben regresar a tener voz y voto en las decisiones del Consejo Superior. Todos los estudiantes, desde los primíparos hasta los de posgrados, están legitimados para integrar, por delegados escogidos libremente, no por «politiqueros» y clientelistas, sus delegados al Superior. Ellos son los testigos de la bueno y de lo malo de la Institución. La representación estudiantil es vital para la gobernabilidad y acabar con la estigmación social que aún se vende por un exrector a quien los estudiantes nunca quisieron.

Ex-rectores?. Éste si es un preocupante sector. Ello porque el actúal fue «elegido» por orden externa de un viejo patrón de un exrector de apellido «fiasco», perdón Falco. Y si esa escogencia se imita puedo ocurrir, en pronto tiempo, que el exrector-policia sea reemplazado por el exrector del Esmad. En esta representación hay que ser sumamente cuidadosos. Hay que sacrificar la visión del patio, para escoger con criterio institucional. La mayoría de los exrectores vivos están fundidos. Y en la elección deberían participar los exrectores encargados para darle más democracia a esa representación.
Los egresados de alguna u otra manera somos responsables de la crisis que agobia, actualmente, al Alma Mater. Fueron los egresaron quienes «impusieron» al más cuestionado rector de los tiempos. Y con él, el delegado de los egresados se hizo concejal y «adueñó» de la contratación, generando caos y desintitucionalización. Y lo doloroso es que los egresados más evidentes electores fueron los educadores. Es hora que otros sectores incidan con sus votos en la dirección de su universidad. Ese factor de acreditación, como son los egresados, no puede estar representados por «aves de rapiña». La universidad es superior a esos «dirigentes». Recuerden que fue ese delegado quien abanderó, no solo al exrector, sino a los decanos sentenciados por nulidad electoral.
Y qué hacer con los docentes?. Este sector universitario debe aglutinar, para escoger a su delegación ante el Consejo Superior, a todos los docentes vinculados a la universidad, no solo los docentes de tiempo completo de carrera, como ocurre actualmente. Los docentes son el componente intelectual del Alma Mater y no solo de los sectores sindicales de docentes que historicamente se han apropiado de esa representación. Situación que los hace ser sectarios en sus planteamientos. Y muchas veces cerrados a otros aires académicos. Sus últimos delegados no han entendido la Autónomia, la entienden y práctican como AUTARQUÍA. La docencia universitaria tiene un compromiso con la decencia y la historia de la institución que ya debe renovarse. Y que «los históricos» den paso a los jovenes docentes que llegan mejor formados de los que tienen más de 40 años de estar «pelechando» nómina y liderazgos, que solo ellos se creen. Los docentes deben ser la cara decente de la institucionalización desde el Consejo Superior. Manos a la obra. Obvio con tino y sin simulación inteléctúal. LA EDUCACIÓN NO ESTA EN LOS DIPLOMAS, SINO EN LAS ACCIONES DE LA RAZÓN COMUNICATIVA.
La academia. He dejado para el final referirse a esa representación de los directivos académicos ante el Superior. Ello por los últimos sucesos que se registrados con el recién posesionado Consejero elegido en un sardinel de Súan. Escándalo denunciado por el Ministerio Público de ese municipio, que pidió declararan nula tal elección que, a mi comprensión, esta deslegitimada, no solo por la tramolla electoral montada estando paralizada la Universidad, sino por los propios resultados de la urna trasladada a un anden. Me explico. Se informo que votaron 18 académicos, de los 21 0 22 posibles electores. Y entre ellos, los propios candidatos. O sea a esa elección concurrieron «voluntariamente» 16 votantes. A las pocas horas dela posesión del duo ganador, el rector encargado «botó» a los directores del Centro de Investigación Socio-Jurídica y del Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación. Y un día despúes, una juez administrativa decretó la nulidad, en primera instancia, de 8 decanos elegidos con el voto anti-reglamentario de 5 consejeros, entre ellos el académicos. Haciendo las sumas y restas, de los 16 votos voluntarios 10 están cuestionados, porque ya no son directivos y los decanos judicializados tienen, probablemente, los días contados, amén de un milagro. Es decir, los posesionados solo cuentan con seis votos reales para desarrollar esa delegación. Examinen si hay legitimación. Es un interrogante que planteo si es que sinceramente se desea institucionalizar la gobernabilidad universitaria.
Creo que esa delegación debe ser bien revisada. Pero el Comité Electoral, que debe responder la petición de la Personera de Súan, el rector encargado lo acabó al despedir al Secretario General, a la Jefe de la Oficina Jurídica y al Vicedocencia. Entonces quíen responde los cuestionamientos del Ministerio Público. Y aún no se conoce el fallo de segunda instancia de una tutela.
Como ven la tarea es compleja.
ELECCIONES?. CÓMO?
Para re-integrar un Consejo Superior, desde la autonomía universitaria, hay que realizar elecciones. Unas urgentes, como la de estudiantes, egresados y gremios de la producción o industria. Otras para cuando se venzan los períodos de los actuales consejeros elegidos, como docentes y exrectores. La de los académicos si se atiende al Ministerio Público o sale adversa la tutela en trámite.
Como se puede entender la tarea no es fácil. Pero ya se inicio con la existencia de una gobernadora nueva cuyo compromiso moral es institucionalizar la autonomía universitaria en el Departamento, separandolo del ejercicio burocrático seccional, logrando gobernabilidad y dirección política (convivencia, consenso, acuerdo, respeto a los Estatutos, ect) desde el Consejo Superior, órgano plural.
Pero quién convoca a las elecciones pendientes?. Se hace borrón y cuenta nueva?. Quién o quiénes renuncian a sus falsos poderes?. Existe Comité Electoral?. Esta legitimado el actual Superior de 6 miembros, a quien un juez le acaba de tumbar la escogencia de decanos?.
Se pueden hacer elecciones con la universidad cerrada y un rector encargado para gestionar un rector titular?.
Son muchas las tareas por hacer. La más inmediata regresar a la vida académica regular. Y otras por pensar: ¿Qué hacer con la prolongación de la aplicación de la Ley 550 para definir el futuro financiero-administrativo de la Universidad, tesoro de la Región Caribe?.
Seguiré cavilando, mientras regreso a Oriente. Feliz año.