FAMILIA ES AMOR

 

Por Gaspar Hernandez Caamaño

La Corte Constitucional, en un fallo de mayoría, nos ha dado una nueva lección de liberalismo y modernidad a la sociedad colombiana, al sentenciar que la adopción de niños y niñas por parte de adultos gays es constitucional y que, desde ya, es permitido, superando así una discriminación sociobiológica y reconociendo derechos en igualdad con la heterogeneidad sexual. Dicho fallo ha sido calificado de histórico, y realmente lo es.

El fundamento epistemológico del fallo es que tener familia es un derecho fundamental de los niños colombiano, y no un derecho de los padres. Además que los derechos de los niños están soportados en el Principio Internacional del Interés Superior de los niños. Eso es la lectura que la niñez invisibilizada de este país de horror y huérfanos estaba pidiendo y la razón de ser de esta columna consagrada a proclamar que en Colombia el amor es un derecho fundamental y un deber social con la niñez.

Lo he dicho aquí y lo repetiré siempre: donde no hay niños no hay familia. Hay parejas sean homo o heterosexuales. Por ello aceptar socialmente la posibilidad de la adopción plena por parte de los gays es interpretar y aplicar el espíritu liberal de nuestra Constitución Política y concebir la institución de la familia desde la realidad sociobiológica humana y no desde los conceptos feudales de la discriminación sexual y el pecado.

Este esperado fallo de constitucionalidad debe cambiar positivamente nuestra vida socio familiar haciéndola más tolerante. Y desde ya modificar los curriculum educativos de todo el país incluyendo la cátedra del amor como el pilar de los derechos fundamentales de los niños. Sin amor y respeto no hay familia. Y son los niños y niñas los sujetos de derechos. Los padres sólo tienen deberes. Este país está cambiando: del horror al amor. Viva Colombia!. 

 

 

 

 

 

 

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