El uso del poder en UniAtlántico

COLUMNA DE OPINIÓN

POR JAIRO SOTO MOLINA

El desmedido amor al poder en UniAtlántico es lo que la ha llevado al caos

Las universidades son el reflejo de lo que es la nación y no hay nada tan parecido a semejante analogía como lo es la universidad del Atlántico. Una Universidad gobernada por funcionarios que no se han formado siquiera en ella, como sucede en el país, gobernada por una clase dirigente ociosa que solo es élite económica y no élite del conocimiento. Por personas que responden a una racionalidad técnica para otro tipo de sociedades y no como la nuestra. Dirigentes tanto en el ámbito nacional e institucional, formados bajo otros principios distintos a la naturaleza y esencia de la educación pública. Dirigentes que se reciclan y sufren metamorfosis como los políticos de este país que se arropan con partidos emergentes de coyuntura que se reemplazan por otros pero la dirigencia es la misma.
Lo peor es que la gente tradicionalmente olvida sus ejecuciones en administraciones pasadas. Ayer leía una carta que un trabajador con mucha personalidad le dirigía a un directivo sindical, quien ostentó el cargo de Jefe de Recursos Humanos, donde desnudo toda su naturaleza humana y política al interior de la Universidad del Atlántico y donde observo mucho fundamento conceptual de peso en su análisis. Si en el gremio de los trabajadores llueve por el sector académico no escampa, como decía el popular radio periodista de noticias Marcos Pérez Caicedo

Es cierto que hay gente a la que no se le puede dar poder porque se marea, compañeros de trabajo a los que no se les puede promover porque se les sube la soberbia. Gente a la que no se le puede dar atención porque pierde piso muy fácilmente. Es  triste observar como una persona que da indicios de ser normal, se vuelve una persona completamente diferente cuando se le deposita una onza más del poder del que puede manejar. Pero ya los trabajadores y estudiantes están despertando frente a estos aduladores del poder. Recuerdo al primer vicerrector de docencia (cargo que se degradó a partir del ejercicio de esta persona) pusilánime sin poder pero que se torna más peligroso que una balacera en un ascensor con el poder. Una vez que pretendío darnos una «conferencia sobre el Marco Común Europeo” a los docentes de idiomas,  y yo le desmonte la charla al decirle que era impertinente, escucharlo  hablar de algo que todos los docentes convocados sabíamos más que él. Muchos académicos se sumaron a mi reclamo y el hombre terminó arrancando de un tajo los cables del vídeo beam, usado por algunos que posan de intelectuales como una prótesis intelectual. El funcionario iracundo me convido a irnos a los golpes, cuando conclui, que el pretendido ejercicio intelectual,  era algo semejante a que  yo le hablara  de los indicadores económicos por su formación, acto seguido,  todo el auditorio se salió respaldando mi posición..Esto lo deben recordar mis compañeros y el funcionario Dieter Suárez quien medio en el altercado presentado.
Este señor me recuerda a Charles Montgomery Burns, más conocido como el señor Burns o Monty Burns, quien es un personaje ficticio recurrente de la serie de televisión de dibujos animados Los Simpson, creada por Matt Groening. Es el propietario de la Planta de energía nuclear de Springfield y por tanto jefe de Homer Simpson. Su comportamiento frente al uso del poder son semejantes. Este vicerrector con el afán de seguir en el cargo se dejaba deslucir por la señora rectora de entonces Ana Sofía Mesa, quien en púbico le decía: “¡Cállese que usted no sabe de esto! Una vez le pregunté a la dignataria porque lo trataba así y me respondió: Jairo ¿usted no tiene trapero en su casa? Semejante aprecio gozaba de su jefe este señor y así como los dos funcionarios mencionados existen muchos que solo llegan a la dirección de la Universidad para alcanzar un mayor salario por que no han escrito absolutamente nada en su vida, Ah pero algunos ostentan títulos, son “Doctores de papel” “Doctores grado cero” decía mi comadre María del Carmen Moreno Santacoloma.

Ya estos se asoman a la palestra pública y suenan en el sonajero para ocupar cargos, ya que su postulación a la rectoría no cuajó y no comprendo como el hoy representante de los profesores lo proponga, a menos que sea un acto de venganza por aquel cuando fungía de vicerrector le sacó cualquier cantidad de disciplinarios y quería usar el poder como martillo para golpear su cabeza y humanidad.

Hay más casos, recuerden a los anteriores decanos que aun faltan por reemplazar, salvo contadas excepciones fue una legión de imbéciles que no eran capaces de hablar y se convirtieron en coro de cuanto rector llegó. En el académico y en la sala de juntas eran una cosa y por fuera usan el discurso de la indisposición hablando de quien adulaban a puertas cerradas. Recuerden funcionarios, docentes o trabajadores que solían ser buena gente atentos de buen corazón pero nada más empezaron a ganar un dinerito extra, nada más les dieron un puesto más importante y ni el sol los calentaba. Funcionarios que ya ni saludaban y que trataban a sus subalternos despectivamente y cargados de soberbia. Como si vinieran de otros mundos, crecidos con la gente que les servía, pareciendo no acordarse ni quiénes son ni de dónde vienen, ni sus orígenes en la Universidad del Atlántico. Sobre todo un puñado de trabajadores de laboratorios nombrados mediante resolución como docentes de tiempo completo. A pesar de haberse formado incluso con estudios avanzados pocos han internalizado un discurso académico quizás por esa sentencia que dice que lo que se inicia mal termina peor. Ojalá que este tipo de funcionarios que al primer indicio de poder venden rebajados sus principios, sus valores y sobre todo su brújula moral, que dudo los tengan.
Señora rectora su nombre a caído muy bien y muchos hemos coincidido que ante las actuales circunstancias, ha sido una excelente decisión su nombramiento en este encargo. Pero quienes le acompañen en su equipo será una decisión muy suya y ojalá evalué a los vicerrectores y  jefes de oficina, porque el que llegue podría ser peor que el que salga. En la Universidad del Atlántico nos conocemos todos Y ojalá sean profesores o trabajadores que no hayan estado vinculados a ninguna administración pasada.
Un funcionario público de una universidad debe tener una condiciones mínimas para merecer el poder dirigir una institución que promueve el conocimiento al máximo nivel, sobre todo  deben tener humildad nadie está tan vacío como aquellos que están llenos de sí mismos. Michelle Obama dijo una vez “ser presidente no cambia quien verdaderamente eres, pero si nos revela si usted quiere conocer la esencia de una persona de la influencia” Esta sabia afirmación contradice lo que popularmente se dice, que el poder cambia a la gente. Quizás lo único que hace el mal uso del poder es permitirles revelar quienes siempre han sido. Gente que de la noche a la mañana se cree con el derecho de pisotear a otros no son más que payasos que les quedó grande el circo. Personas que llegan a los cargos solo para su propio beneficio y la institución les importa un comino, en vez de poner el poder al servicio de lo institucional. No se debe confundir la grandeza con la arrogancia. Traigo las palabras de Agustín de Hipona “la soberbia no es grandeza sino hinchazón y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”. Espero  que dios le mande poder e influencia a su buen corazón de mujer Doctora Mariluz (y ahora si escribo bien su nombre) que significa la luz del corazón de la virgen María; porque cuando el poder del amor supere el amor al poder el mundo, el país, la región y la universidad verdaderamente conocerá la paz. El mundo es sistémico y complejo definitivamente.

Jairo Eduardo Soto Molina

Doctor en Ciencias Humanas

Mención Enseñanza intercultural del inglés

Docente titular 1279 (80).

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