HABLEMOS DE AMOR

DEFENSA DEL AMOR

Por Gaspar Hernandez Caamaño

La noticia la escuche del televisor. Pero desde 1991 había sido anunciada, como aquella muerte a cuchillo, pues Colombia es, desde entonces, una Nación de igualdad de derechos como toda democracia constitucional. Asi que no fue una «chiva» periodística saber que nuestra Corte Constitucional había avalado, jurisprudencialmente, el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pues desde el inicio del Siglo XXI, sus fallos garantizadores de los derechos de la comunidad LGBT asi lo presumían, ya que no somos, ya, el país del «Sagrado Corazón».

Ese fallo fue la noticia de este Abril aún sin lluvias y mucho calor. Y sera noticia del año sin Acuerdo de Paz desde La Habana. Y es histórico, ya que legitima otra clase de unión matrimonial que, liberalmente, está consagrada en la Constitución Política vigente, cuando se la lee y aplica filosoficamente, es decir para hacer justicia, no leguleyadas de cínicos. Es entonces una noticia de paz y de decencia jurídica al reconocer que todos nacimos y somos iguales y libres frente a la ley. La ley humana. No la divina ni la natural.

Y frente a la explosiva noticia fui a la biblioteca, donde duermo con mis libros, a buscar uno de reciente compra. «EL GRAN ESPEJO DEL AMOR ENTRE HOMBRES. Historias de samurais»( Satori), del novelista japones, del siglo XVII, Ihara Saikaku. Y leí, en el prólogo del autor, que: «…el camino del YANG, es decir la fuerza masculina, existió a lo largo de tres generaciones sucesivas de dioses. Ahí está el origen de la homosexualidad y del ejercicio de la Vía del amor viril o amor entre hombres. A partir de la cuarta generación de dioses, hubo ya relaciones sin ningún control entre el YIN y el YANG, es decir, entre la fuerza femenina y la masculina, siendo desde entonces cuando empezaron a aparecer dioses y diosas». La historia humana es circular.

Una sociedad liberal, que viva pacíficamente, en paz, no genera predominios de dioses o de diosas. Sino respeto y diversidad. Es esa la sociedad donde se defiende y cultiva el amor. El amor complejo entre humanos. Sin discriminación. La historia multicolor del amor como presupuesto ineludible de lo humano. Ese no es asunto de Dioses, sino de hermanos. Respetemos las opciones de cada cual. Y amemos al YIN  y al YANG. Las historias de samurais así lo cuentan. Leamos a Saikaku y a la Corte Constitucional colombiana. es hora de aprender a amar, sin el horror de condenar. Solo los dioses y diosas terrenos amamos.

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