Por. Gaspar Hernández Caamaño
No todos somos capaces de amar artísticamente, pues muchos aún creen que el amor es algo natural, que brota como un manantial. Y por tanto no se educan o forman para amar, creen falsamente que aman porque están vivos. Y en ese sentido desechan la educación y siguen silvestremente por la vida, a si tengan títulos de Ph.D en disciplinas como Educación, Administración de Empresas o Medicina.
El amor es un talento. Y como todo talento es natural. Pero un verdadero talento se educa para que no fracase frente a los constantes retos que nos impone la vida a corto, mediano o largo plazo. Y si vivir es un arte que exige talento para convivir y preparación para triunfar, con mucha más razón el amor humano debe ser un arte cotidiano que debe contar con un nivel de preparación para su disfrute y goce.
Las Bellas Artes brotan en la mente de los artistas, pero estos deben cultivar sus habilidades y hasta los más grandes van a las facultades o academias a pulirlas. Aprenden a combinar colores, a torcer un verso o a dirigir a Sofía Vergara ante una cámara, pero no hay Cátedra de Amor en nuestras universidades, por ello no descubrimos al amoroso artista que tenemos, sino al monstruo que hace sufrir a quien dice «amar».
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p style=»text-align: justify;»>Amar, entonces, es un arte que debe aprenderse como se aprenden los secretos de las Bellas Artes. Con dedicación. Debemos aprender a ser Éticos y Estéticos en el amor. Virtuosos y Bellos. Y para ello debemos comprender que amar es un arte donde triunfan los más talentosos. Y los mejor preparados. Hoy celebra como un artista tu amor: embriágate de belleza y bondad con los tuyos y los demás.
